El proyecto busca relacionarse de forma más directa con la naturaleza rocosa de la montaña, desmarcándose de la zona urbanizada. Desde la parte baja, en la base de la montaña donde está la población, el proyecto se convierte en una sombra que desdibuja el impacto en el paisaje. Desde la cumbre del Mascarat, dos láminas de agua contienen el programa de la vivienda.

El acceso se produce desde la calle superior, la primera cubierta corresponde a una lámina de agua transitable. En la cota inferior se encuentra la zona de día abierta completamente al paisaje. La luz del este se refleja en la piscina de forma que las cáusticas del agua se proyectan sobre el techo aumentando la iluminación natural del interior que parece no estar cubierto. En el nivel inferior se ubican las distintas estancias que miran a las vistas y al jardín.

El proyecto se materializa mediante una piedra natural de color gris, que al inundarse se transforma en un azul intenso debido a que se convierte en un espejo de agua.