Todos los materiales de la casa se encuentran con la misma tonalidad cálida, desde el suelo de piedra natural hasta el techo de madera.
Situada frente al campo de golf de Sotogrande, la casa propone habitar la sombra existente entre el plano del suelo y la cubierta. Un vuelo generoso permite parar el intenso sol de Cádiz y cubrirse de las copiosas lluvias de la zona producidas por la Sierra de Grazalema.
Muy retranqueado se encuentra un cuerpo de madera que confiere privacidad a las habitaciones y aporta la calidez deseada. Así aparecen cuatro limites, el del plano, el de la sombra, el del vidrio que permite climatizar el interior, y por último, el de la madera.
El esfuerzo estructural permite abrir el espacio directamente al paisaje sin interrupciones. El acceso se produce desde la calle superior. Desde este punto se observa la cubierta de agua en un intento por desdibujar la arquitectura para mimetizarla en el entorno natural.
Todos los materiales de la casa se encuentran con la misma tonalidad cálida, desde el suelo de piedra natural hasta el techo de madera.
Los planos de cubierta y el de cota cero se desplazan para generar un acceso cubierto y una piscina sin fin sobre el campo de golf. Se busca en definitiva realizar el mínimo impacto en el entorno, que permita disfrutar de una sombra habitada en Sotogrande.
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