Los actuales habitantes, con una intensa vida social, solicitaron que la vivienda contara con una terraza en forma de belvedere, un lugar privilegiado desde el que contemplar el paisaje y recibir a sus invitados. Esta pieza se sitúa sobre la cubierta de la planta principal, funcionando como una prolongación elevada del espacio habitable, una escena abierta hacia un interesante paisaje.
En la planta sótano se incorpora un espacio de salud integral, concebido como un ámbito de uso compartido, iluminado mediante un patio inglés. Los usuarios tienen la intención de habitar intensamente la vivienda, por eso se disponen espacios donde poder trabajar, hacer deporte… también se incorporan todas las instalaciones puesto que la vivienda cuenta con un sistema de aerotermia y geotermia que la hace ser autosuficiente desde el punto de vista energético.
El acceso peatonal se produce desde el ángulo inferior de la parcela, mediante una terraza protegida de entrada, mientras que la pendiente ascendente de la calle permite el acceso rodado a la vivienda desde la cota más elevada, desembarcando de forma cómoda en la misma cota que la zona de día. Se resuelve así de forma natural la transición entre el espacio público y el interior doméstico.
Nos gusta imaginar la vivienda dentro de muchas décadas, transformada por sus futuros habitantes, adaptada a necesidades que hoy ni siquiera alcanzamos a intuir, pero que la arquitectura habrá sabido acoger sin perder su esencia.