Se pone el acento en un elemento constructivo, la cancela, entendida como una celosía construida con elementos industriales que en esta ocasión define la arquitectura, confiere privacidad y caracteriza de forma dinámica todos los materiales al ser atravesada por la intensa luz.
El proyecto habla de poner limites y de la permeabilidad de los mismos.
La primera frontera se establece entre la calle y el espacio libre de la casa, en Burriana como en muchos municipios la normativa establece un máximo de dimensión para la valla opaca y el resto de altura con una materialidad permeable. Decidimos, tal vez influenciados por la cancela que Andreu Alfaro junto con Emilio Giménez diseñaron tanto en la casa cómo en el estudio del escultor, hacer este linde como un filtro opaco para las vistas y traspasable para la luz y el aire, con una materialidad constante en toda su altura.
Esta fina línea construida con perfiles de aluminio, que se disponen con un ángulo que impide la visión desde el exterior, dibuja un patio con casi la totalidad de la superficie disponible. La zona climatizada se limita mediante unas carpinterías de vidrio de gran formato, generando la sensación de que toda la parcela es el espacio principal de la casa.